Isaías 43:7 (NTV)
Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé.
Mateo 5:14-16 (RVC)
14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Tampoco se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa. 16 De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos
¿Alguna vez te has preguntado qué ocurrió en tu vida cuando recibiste a Cristo? Pues déjame responder a tu inquietud. Cuando creíste en Jesucristo como el Hijo de Dios, algo sobrenatural ocurrió en tu corazón. Dios te sacó de las tinieblas e iluminó tu corazón para que pudieras ver su Gloria (2 Cor. 4:6). ¿Quizá también te has preguntado para qué fuiste salvo? Te respondo: ¡Fuiste salvo para glorificar a Dios!
¡Así es! ¡Fuiste creado y fuiste salvado para glorificar a Dios! Ahora, ¿Qué es glorificar a Dios? Glorificar a Dios es exaltar su grandeza dándole honor a través de todo aquello que nosotros hacemos. En otras palabras, un cristiano glorifica a Dios cuando con su manera de vivir propicia que otras personas puedan pensar en Dios y considerar su grandeza, su honor y su dignidad. No tenemos que ir como misioneros al África o al mundo musulmán o hacer cosas extraordinarias para que Dios sea glorificado; simplemente lo puedes hacer al comer, al beber, al trabar o haciendo cualquier otra cosa cotidiana. Mientras tu vida honre a Dios y reflejes con ella su grandeza y su dignidad, estarás haciendo aquello para lo cual fuiste salvo.
Ahora yo te pregunto: ¿Cuál era tu condición antes de creer y recibir a Cristo? La Biblia presenta al hombre, no solo como un ser pecador que se rebela constantemente contra Dios, sino también como alguien que no puede ni quiere cambiar la condición en la que se encuentra. Pablo dice en Romanos 3:10-12 que en el mundo entero no hay un solo hombre que sea justo, ni uno solo que entienda o que busque a Dios. Muchas personas buscan cosas que tienden a asociar con Dios, como la paz interior o la felicidad. Pero ningún ser humano, por su propia inclinación natural, busca a Dios, porque venimos al mundo espiritualmente muertos y por eso no podemos glorificar a Dios de manera correcta.
Muchas de la cosas que guardamos en nuestro corazón nos fueron heredadas. Quizá nuestros padres no tenían a Cristo en su corazón y fueron arrogantes, orgullosos y vanagloriosos, hasta el punto de desechar a Dios por completo y esto, por su puesto, trae serias consecuencias a nuestras vidas. Solo cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón podemos desarrollar un corazón puro que glorifique a Dios. Es por eso tan importante que empecemos a prestar atención a lo que hay en nuestro corazón, porque de lo que hay en nuestro corazón vienen nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras emociones, nuestras actitudes y nuestras motivaciones, con las cuales glorificamos o rechazamos a Dios.
¿Cuáles son las consecuencias de no glorificar a Dios?
1. Pensamientos errados.
Romanos 1:21-22 (RVC) 21 Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.
2. Corazón impuro.
Romanos 1:21-22 (RVC) 24 Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos. 25 Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
3. Mente depravada.
Romanos 1:21-22 (RVC) 28 Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen. 29 Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.
4. Apartados de la Gloria de Dios
Romanos 3:23 “Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios.”
El apóstol Pablo dijo en Romanos, acaso en uno de los versículos más conocidos de la Biblia, que “todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (3:23); que los hombres “cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (1:23). Es una imposibilidad universal para todo ser humano poder tener acceso a la gloria de Dios por causa de nuestros pecados; hemos sido expulsados de la oportunidad de participar de todo lo que Dios es y representa. Ninguna persona puede abrigar la esperanza de alcanzar la gloria de Dios como consecuencia de la caída de Adán y Eva quienes nos representan en desobediencia y de quienes adquirimos la misma disposición. Esta naturaleza pecaminosa es tan horrenda que el libro de Apocalipsis nos dice que en el tiempo en que Dios derrame su ira sobre la raza humana, los hombres no se arrepentirán para darle gloria a pesar de sus calamidades (Ap. 16:9).
¿Cómo podemos disfrutar de la Gloria de Dios?
Necesitamos a Cristo.
Romanos 3:21-22 (RVC) 21 Sin embargo, Dios nos ha mostrado ahora la forma para que él nos acepte. De ella ya había enseñado el Antiguo Testamento. No se trata de guardar la ley. 22 Dios hace justos a quienes creen en Jesucristo, sin favoritismo alguno. 23 Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios. 24 Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas.
Para Discusión en la Célula
¿Cuál era tu condición antes de creer y recibir a Cristo?
¿Sabes qué ocurrió en tu vida cuando recibiste a Cristo?
¿Sabes para qué fuiste salvo?
¿Cómo puedes cambiar lo que hay en tu corazón para glorificar a Dios?
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